domingo, 1 de febrero de 2015

Petro y la Marcha por la Paz

La Marcha por la Paz

Petro defiende la paz duradera
con empleos estables y bien remunerados

La Marcha por la Paz, convocada por el alcalde Gustavo Petro y respaldada por gran cantidad de sectores de la opinión pública,  señala una nueva etapa del proceso de negociación de paz impulsado por el Presidente Juan Manuel Santos. Se trata de un proceso pedagógico: Cuáles son las bondades que trae, para todos y cada uno de los colombianos, llegar a una paz duradera.

No se trata simplemente de que el gobierno y la guerrilla dialoguen y eventualmente lleguen a un acuerdo honroso para ambas partes que permita la incorporación de los alzados en armas a  la vida política del país. Además de las garantías a los derechos de las víctimas y de los aspectos jurídicos y de mecánica política que permitan a las FARC (y al ELN) participar en la contienda electoral  y democrática, es necesario ahondar en la discusión de lo que significaría para el bienestar de los colombianos, el que todos los esfuerzos de la nación se pudieran orientar a elaborar, desarrollar y ejecutar una Agenda Para la Reconstrucción Económica,  Social y Cultural de Colombia, como proceso subyacente y rector de las actuales negociaciones paz.

Sin empleos productivos, estables y bien remunerados para todos los colombianos en edad de trabajar no habrá paz duradera. La inclusión que Petro impulsa, significa en lo fundamental, la eliminación de la pobreza que es la principal causa de la segregación. Y la defensa de lo público de Petro, implica la participación activa del gobierno en garantizar la salud, la educación, y el acceso a la cultura, arte y ciencia, por parte de todas las personas, particularmente de las más humildes y desposeídas.

Los siguientes son algunos de los aspectos esenciales de esa Agenda Para la Reconstrucción Económica,  Social y Cultural de Colombia, fundamento de una Paz duradera:

1.) El fomento de la industrialización del  país. Debemos tener acceso a la ciencia y tecnología más avanzadas  para incorporarlas a la producción manufacturera y agropecuaria. Debemos procesar nuestras materias primas y productos primarios para generar tanto valor agregado como trabajo estable y bien remunerado.

2.) La modernización del sector agropecuario y la democratización de la tenencia de la tierra. Debemos disponer de maquinaria avanzada (tractores, combinadas, etc.), acceso al crédito para los productores agrícolas, salvaguardas para la producción de alimentos, construcción de obras de almacenamiento y distribución de agua para los cultivos, consumo humano y uso industrial. Esto significa alimentos por y para la paz.

3.) La construcción de grandes obras de infraestructura de transporte para conectar a las diversas regiones geográficas del país.  Necesitamos al menos 8.000 kilómetros de vías férreas de trocha ancha, trenes eléctricos y de levitación magnética, túneles, etc. De esta manera se asegura la presencia física del estado en todo el territorio nacional y se impulsa de manera eficiente el desarrollo económico y social.

4.) El apoyo a la investigación en humanidades, ciencia y tecnología. Nuestro país debe disponer, como lo hace cualquier sociedad desarrollada, de centros modernos de investigación científica y aplicaciones tecnológicas, en áreas como: las ciencias aeroespaciales, la producción de alimentos, la conservación y tratamiento del agua, el desarrollo de fuentes de alta densidad energética (fisión nuclear, fusión termonuclear, materia antimateria, etc.) y el tratamiento de enfermedades que todavía afectan a humanidad.

5.) El impulso al desarrollo artístico y cultural. La creatividad artística es la madre de la creatividad y libertad en todas las áreas del conocimiento y actividades humanas. Se debe modificar el currículum educativo, para que desde la más tierna infancia los niños y jóvenes puedan tener acceso al arte, no como algo colateral, accidental o de “relleno”, sino como un instrumento valioso que impulsa el desarrollo de la chispa creativa inherente a todos los seres humanos.

De manera análoga, en cuanto a la importancia que se le confiere a los idiomas y a las matemáticas, se debería tratar el arte, como lenguaje universal (música, teatro, pintura, poesía, etc.). Debería ser normal que cualquier niño durante su paso por la escuela aprendiera a tocar un instrumento musical en una orquesta y cantara en un coro, leyera partituras musicales, participara en obras teatrales y pudiera expresarse con congruencia  y transmitir conceptos avanzados de manera verbal y por escrito. Con la educación artística se aprende a descubrir y a defender las ideas propias y a respetar las de los otros.

En síntesis, la Alcaldía de Gustavo Petro representa el potencial de que esta nueva Agenda Para la Reconstrucción Económica, Social y Cultural de Colombia sea el fundamento de una paz duradera para nuestra nación.

Bogotá, 6 de abril de 2013



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