Fundamentos económicos para una paz duradera
Por
Maximiliano Londoño Penilla
Para garantizar que el proceso de diálogo entre las
FARC y el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos pueda materializarse en
una paz duradera para Colombia, hay que aprovechar la ocasión de este proceso para
establecer y poner en marcha una verdadera Agenda
para la Reconstrucción Económica Nacional. De los cinco puntos mencionados
por el Presidente Santos, como la “hoja de ruta” para el proceso de
negociaciones con la guerrilla, sólo el primero de ellos se refiere a la “política
de desarrollo agrario integral”, los otros cuatro puntos se refieren a
garantías políticas para la guerrilla, fin del conflicto, solución al problema
de las drogas ilícitas y restauración de derechos de las víctimas de la violencia.
La agenda económica de la paz debe incluir, entre
otros, los siguientes temas:
1) Industrialización o desarrollo de las
manufacturas,
2) Modernización del sector agropecuario, además de la
distribución de tierras en unidades auto sostenibles económicamente,
3)
Integración física del territorio nacional a través de una enorme red de
infraestructura de transporte que incluya trenes electrificados y de levitación
magnética,
4) Creación de un ente estatal que suministre
crédito barato y a largo plazo para financiar los proyectos industriales,
agrícolas y de infraestructura, a bajas tasas de interés y a largo plazo,
5)
Incorporación de Colombia a las más avanzadas áreas de la ciencia y tecnología,
entre las que se incluyen, las ciencias aeroespaciales, la energía nuclear para
usos pacíficos, robótica, nanotecnología y el uso pleno del espectro
electromagnético en sus diversas aplicaciones.
El Presidente Santos tiene la oportunidad histórica
de iniciar el proceso de convertir a Colombia en una potencia agrícola e
industrial, pero eso significaría abandonar las recetas económicas ortodoxas
neoliberales, que de hecho han fracasado históricamente como se puede apreciar
en la crisis económica y financiera que ha destruido a los propios Estados Unidos
y a Europa. Una “paz barata” con
esquemas de austeridad diseñados por el Fondo Monetario Internacional y basada
en la simple exportación de bienes primarios sin ninguna elaboración, no es
ninguna garantía para una verdadera paz, porque el bienestar general de las
presentes y futuras generaciones se basa en que haya trabajo estable,
productivo y bien remunerado. La paz duradera se pacta con todos los
colombianos.
El Presidente Santos debería adoptar los métodos y las
políticas del Presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR), quien no sólo derrotó
a la Gran Depresión de los años treinta, sino que convirtió a Estados Unidos en
la máquina más poderosa del planeta. FDR
no tuvo problema en abandonar las políticas librecambistas británicas y
retornar a las políticas dirigistas de Alexander Hamilton, primer secretario de
hacienda de los Estados Unidos. En esencia Hamilton estableció un Banco
Nacional que confirió crédito a bajar tasas de interés y a largo plazo para el
desarrollo de las manufacturas (industrialización), modernización de la
agricultura y conexión física de las diversas regiones geográficas a través de
grandes obras de infraestructura (canales, ferrocarriles, carreteras, puertos,
represas, etc). Así se convirtió a los Estados Unidos en una nación independiente.
Desde que nos separamos de España seguimos siendo
una nación que importa buena parte de las máquinas herramientas que requerimos,
e incluso una porción considerable de la
comida la traemos de afuera. No podemos seguir exportando a todos los colombianos
que quieren desarrollar su talento en el sector de ciencia y tecnología
avanzado, porque aquí no conseguirían trabajo. Debemos movilizarnos para poner
en marcha esta agenda para la reconstrucción económica nacional como fundamento
sólido de una paz duradera para todos los colombianos.
Bogotá, 7 de septiembre de 2012
No hay comentarios.:
Publicar un comentario